lunes, 16 de mayo de 2011

Reflexión sobre la entrada “Louis Vuitton, Historia de un mito”


Esta entrada me permite hablar sobre dichos temas que rondan mi cabeza desde hace tiempo.
Estudiando Publicidad nos enseñan a que a la hora de crear una marca hay tener claros varios puntos. Hay que diseñar una marca siguiendo pautas, factores y características fundamentales.

Luego hay que dotarla de significación y de valores. Seguir dotando a la empresa de unos objetivos que alcanzaremos con la marca y los productos siendo fieles a los valores y características añadidas anteriormente y solo así dotar a la marca de una imagen que sea capaz de hablar por sí sola, que sea capaz de conseguir clientes y que poco a poco evolucione favorablemente.

Pero ¿qué pasa cuando con esos productos solamente puedo soñar?
Que siempre nos quedarán las imitaciones.

Claro que Louis Vuitton estará harto de que le plagien, a nadie le gusta que le roben las ideas, se las modifiquen o las copien detalladamente, pero con esos precios que espera…

Claro que por otra parte cierto es que su marca estará orientada a sus clientes potenciales al igual que sus productos, pero jolín no tengo culpa de haber nacido pudiente y no poder permitírmelo así que  en estos casos las imitaciones me parecen un gran invento.
Con ello no quiero decir que no me parezca una gran marca con un gran trabajo detrás, con esfuerzo y dedicación pero en este mundo es lo que hay.

Y es que hay demasiada razón en esa frase que dice que el mundo está mal repartido, pues mientras unos se comprar bolsos de 500 euros, otros en los tiempos que corren hacen cuentas y milagros para llegar a fin de mes.
Esta entrada me permite hablar sobre dichos temas que rondan mi cabeza desde hace tiempo.
Estudiando Publicidad nos enseñan a que a la hora de crear una marca hay tener claros varios puntos. Hay que diseñar una marca siguiendo pautas, factores y características fundamentales.

Luego hay que dotarla de significación y de valores. Seguir dotando a la empresa de unos objetivos que alcanzaremos con la marca y los productos siendo fieles a los valores y características añadidas anteriormente y solo así dotar a la marca de una imagen que sea capaz de hablar por sí sola, que sea capaz de conseguir clientes y que poco a poco evolucione favorablemente.

Pero ¿qué pasa cuando con esos productos solamente puedo soñar?
Que siempre nos quedarán las imitaciones.

Claro que Louis Vuitton estará harto de que le plagien, a nadie le gusta que le roben las ideas, se las modifiquen o las copien detalladamente, pero con esos precios que espera…

Claro que por otra parte cierto es que su marca estará orientada a sus clientes potenciales al igual que sus productos, pero jolín no tengo culpa de haber nacido pudiente y no poder permitírmelo así que  en estos casos las imitaciones me parecen un gran invento.
Con ello no quiero decir que no me parezca una gran marca con un gran trabajo detrás, con esfuerzo y dedicación pero en este mundo es lo que hay.

Y es que hay demasiada razón en esa frase que dice que el mundo está mal repartido, pues mientras unos se comprar bolsos de 500 euros, otros en los tiempos que corren hacen cuentas y milagros para llegar a fin de mes.

Jéssica Rives Amorós

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