miércoles, 11 de mayo de 2011

Louis Vuitton, Historia de un mito

Que podemos decir de Louis Vuitton que no se haya dicho ya, son cuantiosas las noticias, artículos y anuncios publicitarios que reclaman nuestra atención día si y día también. No es de extrañar que la marca más importante del mundo del lujo, símbolo de exclusividad, llegue a ser tan cercana a todo tipo de gentes alrededor de todo el planeta. Pues ésta es respaldada por el mayor holding de la llamada democracia del lujo, el grupo LVMH (Louis Vuitton, Moët, Henessy) capitaneado por el inventor de esta nueva industria Bernard Arnault.

Muchos creen que la casa de París ya ha tenido su tiempo de gloria en la era del nuevo lujo, que ya ha sido objeto de tantas imitaciones o falsificaciones que ya no vale la pena adquirir alguno de sus productos. Es una gran equivocación pensar de ese modo, ya que precisamente de la lucha contra quienes intentan sacar provecho de lo que no es suyo, Louis Vuitton se ha forjado y se ha reinterpretado continuamente. Ya en el pasado en el siglo XIX el joven artesano malletier Luis Vuitton, tuvo que afrontar el problema y el resultado, tras numerosos cambios, fue el estampado Damier de colores africanos, conocido en el mundo entero, junto al del Monogram Canvas con sus iniciales, fruto de su hijo George, los símbolos más reconocibles de la casa.
El momento de nuestro tiempo en el que Louis Vuitton se transforma en un gigante de la industria, es cuando Yves Carcelle en 1997 es nombrado presidente de la compañía. Es el momento del cambio, de la innovación, de la democratización, sin olvidar la tradición, calidad, artesanía y valores que caracterizan a esta gran marca. La idea es transmitir el romanticismo del sueño del viajero, de una época dorada, la del Orient Express, la de los Safaris por Kenya o la de las largas travesías transatlánticas a bordo del Titanic, al mundo de hoy en día, a los nuevos hombres que formaran parte de la historia más reciente algún día.

 Esta metamorfosis no ha sido fácil, pero Carcelle ha sido muy hábil eligiendo al equipo más cualificado, comandado por Marc Jacobs como director de diseño, y junto a Antoine Arnault hijo del todopoderoso Bernard, que se encarga de la comunicación de la casa. Antoine inteligentemente ha comprendido que existen distintos tipos de clientes de Louis Vuitton, el más tradicional y fiel a la marca durante generaciones, y el mercado más joven. Por este motivo ha hecho gala de sus mejores armas, por un lado colaborando con personajes tan famosos fotografiados por la celebre Annie Leibovitz , como Gorbachov o Francis for Coppola y por el otro, con las modelos más sexys del planeta como Claudia Schiffer o Naomi Campbell o en la película de Sexo en Nueva York.  

Hoy en día Louis Vuitton hace gala de todo su poder en un gran numero de establecimientos, más de 300 en todo el mundo, abriendo un gran numero de tiendas en Asia, y reinterpretandose tanto en la 5ª avenida de Nueva York, como en La Maison emblema de la casa en los Campos Elíseos de París. Luis Vuitton esta valorada en más de 16 mil millones de Euros, y no por eso ha dejado de fabricarse en países europeos como Francia, España, Italia o Suiza.  Hoy ya no se encierra solo en artículos de viaje o marroquinería, sino que ha ampliado su visión con el mundo de la moda, la relojería y un gran número de campos en los que LVMH tiene una gran representación con un tupido grupo de marcas del más alto nivel, que conforman la rueda que hace mover esta industria.
La marca parisina esta presente en muchos acontecimientos, como la L.V. Cup de Vela o la Boheme Run de automóviles clásicos, y no dejando de lado el punto de vista solidario, que se hace realidad con el homenaje a Nelson Mandela en forma de Placa colgante con el numero de preso del héroe del apartheid. Otras formas de interactuar que utiliza L.V. son sus famosas City Guides, o sus guias de viaje en formato MP3.
L.V. no deja de sorprender, y no dejará de hacerlo, porque está en su naturaleza, este año nos presenta sus nuevos brillantes tallados con la forma de las flores de su monograma, o con curioso futbolín de diseño minimalista. 

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