viernes, 13 de mayo de 2011

Reflexión sobre; ¿Qué es el lujo? caprichos al alcance de pocos

Para mí el lujo es algo que se puede tener pero que realmente no necesitamos. Hoy en día la sociedad somos inconformistas y siempre queremos más.
Mi reflexión va acerca de los caprichos de lujo y de la imagen corporativa que poseen estos conglomerados del lujo.  El mercado del lujo se reparte entre dos gigantes que son el grupo Gucci y el grupo Louis vuitton Moëtt Hennesy. Estos dos grupos  agrupan  entre los dos más de mil empresas dedicadas a firmas de lujo, coches, joyas, relojes, moda, marroquinería, alta costura, licores, cosmética, editoriales, hoteles…  El mundo del lujo tal y como lo conocemos hoy en día no existiría sin estos dos grandes grupos.
En cuanto a la imagen corporativa de estas empresas es fundamental para la venta de sus productos. El público al que van dirigidos estos productos es un público muy exigente con el producto que adquiere y no se conforma con cualquier cosa.  Las firmas de lujo dan una gran importancia a su imagen corporativa. Andan con mucho cuidado para que todo salga perfecto, para que sus gabinetes de prensa estén en contacto día a día con sus clientes y mejorando segundo a segundo su imagen hacia el publico. La imagen que proyectan las marcas en el público es importantísima. Multitud de celebrities lucen modelos de alta costura de las mejores firmas del mundo y joyas, esto proyecta en el publico una imagen positiva hacia la marca, hace que suba el nivel de ventas y hace que se cree un mundo imaginario entre lo que denota la marca y la realidad.

En mi apartado de caprichos de lujo he visto caprichos que serían inimaginables para cualquiera de los mortales, aunque si existe será porque un público lo demanda. Por ejemplo pagar  50.000 dólares al día por alquilar una isla privada o gastarse 200.000 euros en un Birkin de Hermes con incrustaciones de diamantes y platino. Me parece que es una minoría la que se puede permitir estos caprichos tan extremos, pero  en las entradas del blog hay otros muchos caprichos que sí que están al alcance de más gente, que lo que busca es distinción del resto y en algunas ocasiones extravagancia. No hay que irse muy lejos para saber que este mundo que parece inalcanzable existe.

Desde mi propia experiencia llevo  más de 15 años veraneando en Marbella, y sin duda esta es la ciudad de la extravagancia de millonarios de todo el mundo. Con mis propios ojos he podido ver el desfile de coches todas las tardes en Puerto Banús, Rolls Royce, Ferrari, Lamborghini, un desfile de lujo en menos de medio kilómetro que es Puerto Banús. Señoras que se gastan en una tarde 100.000 euros en un reloj de Frank Muller y en algunas compras en las boutiques del Puerto.
Las fiestas nocturnas en el Marbella Club en donde hacen aparición las mejores joyas y vestidos de alta costura que se puedan concentrar, o en el restaurante Roberto de Puente Romano en el que el Don Perignon  corre como si de agua se tratara. Y tardes al sol del famoso club de playa Nikki Beach, en el que en una tarde se pueden llegar a gastar 20.000 mientras toman el sol.

En conclusión creo que la imagen de estas firmas tiene que ser perfecta, ya que sus productos o servicios intentan corresponder a las necesidades de un público muy exigente, que ante cualquier fallo en la imagen de la empresa, no lo suelen perdonar y eligen otra firma que pueda solucionar sus necesidades. Por eso creo que una buena imagen corporativa es fundamental en todas las empresas sean de bienes de lujo o no, pero en el caso de las firmas de lujo tienen que llegar a rozar la perfección.


Alberto Cherro Molina

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