lunes, 9 de mayo de 2011

Reflexiones, clases

No me considero una persona clasista, pero si que es cierto que existen clases y clases. A mi parecer, es así.

Por ejemplo, pocas personas se pueden permitir vivir en pleno barrio Salamanca; ir a comprar al Mercado de San Miguel, al lado de la Plaza Mayor de Madrid, en el que se suele comprar ostras, carne de kobe o botellas de Champagne Veuve Clicquot, entre otras exquisiteces; hospedarte en el Marbella Club y acudir a su spa; pasearte por las calles de Puerto Banús y comprar en sus preciosas tiendas; o comerte una mariscada en el restaurante Molí de sal de Formentera al lado de presidentes de gobierno y cantantes de fama mundial; viajar a sitios increibles, como son Bali, La Polinesia francesa, Bahamas; irte de compras por la 5º Avenida de Nueva york; tener coches que entran en el libro Guiness de los Records por su precio, como es el Bugatti Veyron; o tener un jet privado... entre otras cosas que se puedan hacer en esta vida.

Es cierto, hay muy pocas, poquisimas personas que con un sueldo de unos 1000-1500 € al mes pueden seguir este ritmo de vida. Y no es ser clasista, es ser realista.

Tras este tiempo indagando en un mundo tan inalcanzable, como es el que hemos tratado, he podido aprender hábitos de vida que tienen personas pertencientes a este mundo. Sus excentricidades, sus caprichos, sus manias, sus formas de ocio...

Hay gente que en una noche se puede gastar más de un millon de euros en un casino e irse a casa y dormir agusto, o irse de fiesta y llegar a gastarse más de 20000€. Y este es nuestro mundo, nosotros vivimos en el mismo sitio que esas personas, pero ¿a que parece difícil lograr vivir esa vida? ¿A qué no parece que eso lo puede hacer alguien todos los días de su vida?

Pues existe. Hay gente que vive así. Que en un momento de aburrimiento, decide llamar al piloto de su jet privado para irse de Los Angeles a Paris para ir un día de "Shopping", o comprarse un equipo de fútbol.

¿Quieres saber que personas hacen esas cosas? Metete en la web de la revista Forbes (http://www.forbes.com/) y observa a toda esa gente con una fortuna que parece inventada por cuentos. Lo mejor de todo, es que en esa listo no entran alguno de los jeques árabes más ricos porque desean guardar su intimidad. La misma identidad que cierra un hotel de 5 estrella gl en Marbella para todo su séquito y su harén de mujeres. ¿Irónico, verdad?

En fin, mi comentario no es una crítica, cada uno su dinero lo disfruta como lo desee. Yo, particularmente, si lo tuviera, haría exactamente lo mismo.



Carolina López Egea

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