lunes, 16 de mayo de 2011

Reflexión sobre la entrada del blog “Los orígenes de la saga swarovski”


¿Cuántas cosas relacionamos con el lujo? Yo no estoy puesta en estos temas, el lujo, la moda y demás no me interesa demasiado pero, estos últimos años la moda ha crecido a límites insospechados y el mundo del lujo se expande como epidemia en los años del cólera.

Está claro que a cada uno le gusta una cosa y que sobre gustos no hay nada escrito, o eso dicen, pero yo creo que todo influye y que en los gustos sí se puede influir, de hecho un factor clave de influencia es la publicidad. La publicidad intenta vender pero antes se debe tener una identidad, una imagen y de ahí ofrecer un producto, entonces al igual que se ha expandido el lujo se han expandido las marcas sobre estos elementos.

Siempre había escuchado nombrar el cristal de swarovski, nunca había leído nada sobre ello, todo el mundo decía que era realmente precioso pero nunca me entró curiosidad por saber más sobre el tema. Hasta que nos tocó marcas y lujo y me acordé de las charlas que tenían personas de mi entorno sobre el tema, de hecho recordé que el año pasado cuando viajamos a Ámsterdam visitamos uno de los museos más importantes de diamantes donde nos enseñaron uno tallado en cristal de swarovski.

Decidí buscar sobre él ya que es considerado un elemento de lujo, miré en internet y encontré una página, de hecho es la entrada que estoy analizando, leí y miré imágenes y en realidad es normal que nadie los pueda imitar, porque realmente hacen cosas impresionantes, no sé si tanto como para gastar en ese objeto una fortuna, pero si es realmente precioso lo que pueden llegar hacer con cristales. Coches forrados de cristales de swarovski (mercedes sl), móviles, bolsos, joyas… todo perfectamente decorado con este elemento.

Consiguen maravillas con el cristal, y estará precioso, será impresionante pero sinceramente creo que mi conciencia no me dejaría vivir si comprara algo así, por mucho dinero que posee. Creo que un capricho de vez en cuando no viene mal, pero no un capricho de 16.000€, cuando todos sabemos cómo está el mundo y cuántos niños ya no adultos sino simplemente niños mueren cada día. Está claro que el dinero va al dinero y que cada uno es dueño de hacer lo que le dé la gana pero a mí esto sinceramente me da ganas de llorar.

Jéssica Rives Amorós

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