domingo, 15 de mayo de 2011

Reflexión sobre el artículo de Ángel Alloza, “El caso de BBVA”.

Este artículo demuestra como debe ser el liderazgo de una marca, apunta lo que es y establece unas pautas para evolucionar en consecuencia.

Hace tiempo que los stakeholders están formados, seleccionan una marca rechazando otras y estudian las ventajas de cada marca. Por ello, estas no solo deben darle todo lo que quiere, sino adivinar que es o que les podría gustar.

Alloza describe el caso BBVA, describe un patrón a seguir por todas las marcas. Todo lo contado anteriormente se puede establecer como sustrato base, pero las marcas deben dar una plusvalía aún mayor, una experiencia. Esta debe ser única y reconocible, capaz de conectar, interactuar con el público de interés y formar un único elemento. Este elemento debe ser siempre estar movido por la felicidad y ser capaz de cumplir unas ciertas expectativas.

Este proceso no es fácil. La pieza elemental es la verdad, cumplir lo que se promete. Pero, más importante si cabe es la sinceridad. Comunicar y saber hacerlo paulatinamente si la marca va a sufrir algunos cambios de imagen, gestión…etc. es fundamental porque por mucho poder de difusión y de influencia que tenga una marca, las consecuencias de una posible mentira, engaño  o incluso un rumor serían seguramente devastadoras.

Para acercarse a sus públicos e intentar “vivir una experiencia” muchas marcas hacen sorteos, otorgan premios, concursos… pero la verdad es que a la mayoría de la gente estos procesos acaban frustrándole tras mostrar su interés y no ser reconocido, por lo que es muy probable un efecto boomerang (con retorno no deseado).
Esto sucede por los grandes cambios comunicacionales basados únicamente en ideas creativas y efímeras sin tener en cuenta ni la cultura ni la identidad corporativa. Buscan darse a conocer a corto plazo, un aumento en su reputación pero sin integrar en ella los elementos que acabo de nombrar.

Una marca debe saber contentar a todos, debe satisfacer a todos por igual independientemente de sus habilidades, sexo, nivel socioeconómico o país de residencia. Por ello, hay que seguir evolucionar dejando claro quien somos y a donde vamos. El medio y el canal de cómo se puede lograr es mediante la interacción total y absoluta de la marca con los stakeholders. La marca amiga.

A modo de conclusión podemos decir que una marca debe ofrecer todo lo que los stakeholders quieren o podrían querer, dotar de sentimientos y atributos al vinculo entre la marca y ellos, es decir, hacer de la marca una experiencia y saber convivir con todos ellos manteniendo el target. Además la marca debe tener un cierto eje comunicacional, una cierta cohesión en todos sus mensajes, estableciendo su pasado y presente,  el futuro se establecerá con una la pieza base, la coherencia, teniendo muy enguanta la cultura corporativa. Así, solo así, una marca generará una reputación corporativa positiva y estable.

VICENTE RUIZ GÓMEZ

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